martes, 6 de abril de 2010

EL MÉTODO TEOLÓGICO - PASTORAL EN APARECIDA

Amigos lectores de Aparecida:

En el siguiente fragmento se afirma que este documento de la Iglesia en Latinoamérica y El Caribe
utiliza el método "ver - juzgar - actuar...".
En el mismo fragmento se indican las razones para el uso de este método...
En su comentario, destaque las razones por las que este método inductivo sería válido en la reflexión y acción teológico-pastoral latinoamericana.

¡Feliz Pascua 
para todos!

Luis Chacón Padilla, SJ 



19. En continuidad con las anteriores Conferencias Generales del Episcopado Latinoamericano este documento hace uso del método ver, juzgar y actuar. Este método implica contemplar a Dios con los ojos de la fe a través de su Palabra revelada y el contacto vivificante de los Sacramentos, a fin de que en la vida cotidiana veamos la realidad que nos circunda a la luz de su providencia, la juzguemos según Jesucristo, Camino, Verdad y Vida, y actuemos desde la Iglesia, Cuerpo Místico de Cristo y Sacramento universal de salvación, en la propagación del reino de Dios, que se siembra en esta tierra y que fructifica plenamente en el Cielo.

Muchas voces venidas de todo el Continente ofrecieron aportes y sugerencias en tal sentido, afirmando que este método ha colaborado a vivir más intensamente nuestra vocación y misión en la Iglesia, ha enriquecido el trabajo teológico y pastoral, y en general ha motivado a asumir nuestras responsabilidades ante las situaciones concretas de nuestro continente. Este método nos permite articular, de modo sistemático, la perspectiva creyente de ver la realidad; la asunción de criterios que provienen de la fe y de la razón para su discernimiento y valoración con sentido crítico; y, en consecuencia, la proyección del actuar como discípulos misioneros de Jesucristo. La adhesión creyente, gozosa y confiada en Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo y la inserción eclesial, son presupuestos indispensables que garantizan la eficacia de este método .

miércoles, 17 de marzo de 2010

ENTRE LUCES Y SOMBRAS...

Queridos estudiantes de Teología Pastoral:

En esta ocasión, les propongo tres párrafos del Documento de Aparecida en los cuales nuestros Obispos comentan algunos aspectos relacionados con el inicio de la fe cristiana en Latinoamérica y el Caribe...

Por favor, en su comentario, descubra cada cual las tres ideas pastorales fundamentales de este fragmento.

¡Gracias por su participación!

Luis Chacón Padilla, SJ


5. Desde la primera evangelización hasta los tiempos recientes la Iglesia ha experimentado luces y sombras . Escribió páginas de nuestra historia de gran sabiduría y santidad. Sufrió también tiempos difíciles, tanto por acosos y persecuciones, como por las debilidades, compromisos mundanos e incoherencias, en otras palabras, por el pecado de sus hijos, que desdibujaron la novedad del Evangelio, la luminosidad de la verdad y la práctica de la justicia y de la caridad. Sin embargo, lo más decisivo en la Iglesia es siempre la acción santa de su Señor.

6. Por eso, ante todo, damos gracias a Dios y lo alabamos por todo lo que nos ha sido regalado. Acogemos la realidad entera del Continente como don: la belleza y fecundidad de sus tierras, la riqueza de humanidad que se expresa en las personas, familias, pueblos y culturas del Continente. Sobretodo nos ha sido dado Jesucristo, la plenitud de la Revelación de Dios, un tesoro incalculable, la “perla preciosa” (cf. Mt 13, 45-46), el Verbo de Dios hecho carne, Camino, Verdad y Vida de los hombres y mujeres, a quienes abre un destino de plena justicia y felicidad. El es el único Liberador y Salvador que, con su muerte y resurrección, rompió las cadenas opresivas del pecado y la muerte, que revela el amor misericordioso del Padre y la vocación, dignidad y destino de la persona humana.

7. La fe en Dios amor y la tradición católica en la vida y cultura de nuestros pueblos son sus mayores riquezas. Se manifiesta en la fe madura de muchos bautizados y en la piedad popular que expresa “el amor a Cristo sufriente, el Dios de la compasión, del perdón y la reconciliación (…), - el amor al Señor presente en la Eucaristía (…), - el Dios cercano a los pobres y a los que sufren, - la profunda devoción a la Santísima Virgen de Guadalupe, de Aparecida o de las diversas advocaciones nacionales y locales” . Se expresa también en la caridad que anima por doquier gestos, obras y caminos de solidaridad con los más necesitados y desamparados. Está vigente también en la conciencia de la dignidad de la persona, la sabiduría ante la vida, la pasión por la justicia, la esperanza contra toda esperanza y la alegría de vivir aún en condiciones muy difíciles que mueven el corazón de nuestras gentes. Las raíces católicas permanecen en su arte, lenguaje, tradiciones y estilo de vida, a la vez dramático y festivo, en el afrontamiento de la realidad. Por eso, el Santo Padre nos responsabilizó más aún, como Iglesia, en “la gran tarea de custodiar y alimentar la fe del pueblo de Dios” .

martes, 9 de marzo de 2010

QUÉDATE CON NOSOTROS


En la parte final de su discurso inaugural de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, Benedicto XVI invoca al Señor con la petición de los discípulos de Emaús: ¡Quédate con nosotros, Señor!


Amigos estudiantes de Teología Pastoral:
les invito a decubrir en esta oración las cinco líneas pastorales que el Sucesor de Pedro recomienda para la Iglesia Católica en Latinoamérica y el Caribe en el siglo XXI.

¡Buen trabajo! 

Luis Chacón Padilla, SJ



"Los trabajos de esta V Conferencia General nos llevan a hacer nuestra la súplica de los discípulos de Emaús: “Quédate con nosotros, porque atardece y el día ya ha declinado” (Lc 24, 29).


Quédate con nosotros, Señor, acompáñanos aunque no siempre hayamos sabido reconocerte. Quédate con nosotros, porque en torno a nosotros se van haciendo más densas las sombras, y Tú eres la Luz; en nuestros corazones se insinúa la desesperanza, y Tú los haces arder con la certeza de la Pascua. Estamos cansados del camino, pero Tú nos confortas en la fracción del pan para anunciar a nuestros hermanos que en verdad Tú has resucitado y que nos has dado la misión de ser testigos de tu resurrección.


Quédate con nosotros, Señor, cuando en torno a nuestra fe católica surgen las nieblas de la duda, del cansancio o de la dificultad: Tú, que eres la Verdad misma como revelador del Padre, ilumina nuestras mentes con tu Palabra; ayúdanos a sentir la belleza de creer en Ti.


Quédate en nuestras familias, ilumínalas en sus dudas, sostenlas en sus dificultades, consuélalas en sus sufrimientos y en la fatiga de cada día, cuando en torno a ellas se acumulan sombras que amenazan su unidad y su naturaleza. Tú que eres la Vida, quédate en nuestros hogares, para que sigan siendo nidos donde nazca la vida humana abundante y generosamente, donde se acoja, se ame, se respete la vida desde su concepción hasta su término natural.

Quédate, Señor, con aquellos que en nuestras sociedades son más vulnerables; quédate con los pobres y humildes, con los indígenas y afroamericanos, que no siempre han encontrado espacios y apoyo para expresar la riqueza de su cultura y la sabiduría de su identidad. Quédate, Señor, con nuestros niños y con nuestros jóvenes, que son la esperanza y la riqueza de nuestro continente, protégelos de tantas insidias que atentan contra su inocencia y contra sus legítimas esperanzas. ¡Oh buen Pastor, quédate con nuestros ancianos y con nuestros enfermos! ¡Fortalece a todos en su fe para que sean tus discípulos y misioneros!"

miércoles, 3 de marzo de 2010

SALUDO A LOS ESTUDIANTES





Estimados amigos de la asignatura Teología Pastoral:

En pruebas anteriores, hemos aprendido cómo funciona un blog y cómo podemos aplicar este recurso en el trabajo académico a distancia.
Ahora abro este nuevo blog para dedicarlo desde el inicio al tema que teníamos previsto: descubrir en el Documento de Aparecida los lineamientos teológico-pastorales fundamentales para la acción pastoral en Latinoamérica y el Caribe
Para realizar su trabajo, tenga en cuenta las siguientes pautas:

1. No hace falta que Usted se haga seguidor.

2. Lea atentamente las indicaciones del profesor en cada entrada o archivo.

3. Tome este trabajo con seriedad académica y con el entusiasmo de una persona que desea aprender cómo servir mejor a su Iglesia, la misma que le está facilitando que Usted estudie esta carrera.

Para comenzar, deje un breve comentario al pie de este saludo, como señal de que lo leyó. Después pase a la siguiente entrada o archivo y realice el trabajo que allí se le propondrá sobre el Documento de Aparecida.

¡Buen trabajo!


Prof. Luis Chacón Padilla, SJ

LA FE CRISTIANA EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE


El Documento Conclusivo de Aparecida incluye el discurso pronunciado por el Papa Benedicto XVI en la inauguración de la asamblea episcopal de América Latina y el Caribe. Aquí transcribimos un párrafo de ese discurso para que los estudiantes lean y compartan sus comentarios, respondiendo a esta pregunta:


  • Según el Papa Benedicto XVI, ¿cuáles serían los beneficios de la evangelización para los pueblos de América Latina y el Caribe?

"Pero, ¿qué ha significado la aceptación de la fe cristiana para los pueblos de América Latina y del Caribe? Para ellos ha significado conocer y acoger a Cristo, el Dios desconocido que sus antepasados, sin saberlo, buscaban en sus ricas tradiciones religiosas. Cristo era el Salvador que anhelaban silenciosamente. Ha significado también haber recibido, con las aguas del bautismo, la vida divina que los hizo hijos de Dios por adopción; haber recibido, además, el Espíritu Santo que ha venido a fecundar sus culturas, purificándolas y desarrollando los numerosos gérmenes y semillas que el Verbo encarnado había puesto en ellas, orientándolas así por los caminos del Evangelio. En efecto, el anuncio de Jesús y de su Evangelio no supuso, en ningún momento, una alienación de las culturas precolombinas, ni fue una imposición de una cultura extraña. Las auténticas culturas no están cerradas en sí mismas ni petrificadas en un determinado punto de la historia, sino que están abiertas, más aún, buscan el encuentro con otras culturas, esperan alcanzar la universalidad en el encuentro y el diálogo con otras formas de vida y con los elementos que puedan llevar a una nueva síntesis en la que se respete siempre la diversidad de las expresiones y de su realización cultural concreta.
En última instancia, sólo la verdad unifica y su prueba es el amor. Por eso Cristo, siendo realmente el Logos encarnado, “el amor hasta el extremo”, no es ajeno a cultura alguna ni a ninguna persona; por el contrario, la respuesta anhelada en el corazón de las culturas es lo que les da su identidad última, uniendo a la humanidad y respetando a la vez la riqueza de las diversidades, abriendo a todos al crecimiento en la verdadera humanización, en el auténtico progreso. El Verbo de Dios, haciéndose carne en Jesucristo, se hizo también historia y cultura. La utopía de volver a dar vida a las religiones precolombinas, separándolas de Cristo y de la Iglesia universal, no sería un progreso, sino un retroceso. En realidad sería una involución hacia un momento histórico anclado en el pasado.

La sabiduría de los pueblos originarios les llevó afortunadamente a formar una síntesis entre sus culturas y la fe cristiana que los misioneros les ofrecían. De allí ha nacido la rica y profunda religiosidad popular,
en la cual aparece el alma de los pueblos latinoamericanos:

– El amor a Cristo sufriente, el Dios de la compasión, del perdón y de la reconciliación; el Dios que nos ha amado hasta entregarse por nosotros;

– el amor al Señor presente en la Eucaristía, el Dios encarnado, muerto y resucitado para ser Pan de vida;

– el Dios cercano a los pobres y a los que sufren;
– la profunda devoción a la Santísima Virgen de Guadalupe, de Aparecida o de las diversas advocaciones nacionales y locales. Cuando la Virgen de Guadalupe se apareció al indio san Juan Diego le dijo estas significativas palabras: “¿No estoy yo aquí que soy tu madre?, ¿no estás bajo mi sombra y resguardo?,
¿no soy yo la fuente de tu alegría?, ¿no estás en el hueco de mi manto, en el cruce de mis brazos?” (Nican Mopohua, nn. 118-119).

– Esta religiosidad se expresa también en la devoción a los santos con sus fiestas patronales, en el amor al Papa y a los demás pastores, en el amor a la Iglesia universal como gran familia de Dios que nunca puede ni debe dejar solos o en la miseria a sus propios hijos. Todo ello forma el gran mosaico de la religiosidad
popular que es el precioso tesoro de la Iglesia católica en América Latina, y que ella debe proteger, promover y, en lo que fuera necesario, también purificar".